jueves, 2 de octubre de 2008



CULTURA
La mezquita se queda pequeña para despedir el Ramadán
El responsable del Centro Cultural Islámico pedirá al Ayuntamiento que le ceda un polideportivo para la próxima celebración multitudinaria
DOLORES CARCELÉN :


LIBRO SAGRADO. Smabi porta bajo su brazo el libro sagrado del Islam, el Corán. / M. PODIO
EN una calle apartada, por la glorieta de la gasolinera Tamos, se escuchaban los ecos de voces al unísono que rezaban palabras ininteligibles. La gente pasaba y escuchaba asombrada, ajena a que estaba pasando por la puerta de una mezquita y ayer se celebraba el final del Ramadán. Más de quinientas personas se daban cita en el Centro Cultural Islámico de Albacete para celebrar su día grande. Y es que ayer los niños no fueron al colegio, las mujeres se encerraron en casa para preparar la fiesta y los hombres acudieron a rezar en comunidad. La parte más superficial de esta celebración indica que, desde ayer, los musulmanes ya pueden volver a la normalidad. Despedían la prohibición de beber o comer durante el día, pero al margen del ritual, se decía adiós a un mes que tienen que tener presente todo el año, porque en su esencia están el perdón y la ayuda al pobre. Uno tras otro, decenas de hombres llegaban a las puertas del Centro Islámico. Con la alfombra al hombro, se descalzaban y pasaban a la sala de las abluciones, para, después de lavarse, de purificarse simbólicamente, pasar a la sala de oración. Bien con túnica o con las ropas occidentales, los musulmanes se disponían en fila mirando a La Meca para rezar a Alá. La cita para que el imán comenzara el sermón estaba dispuesta a las 9,30 de la mañana, pero antes de llegar a esta hora, la mezquita ya se había quedado pequeña. Los zapatos se amontonaban en la entrada y ya no había espacio disponible para entrar a la zona de los baños. Es más, los hombres aprovecharon la ausencia de las mujeres para acceder al espacio reservado para ellas en la parte superior.AusteridadLa mayoría no estaba en su tierra y la mezquita albaceteña, una nave de planta baja moderna y austera, distaba mucho de los templos de su infancia. Sin embargo, quien más y quien menos trataba de ataviarse como en su país para ser fiel a las tradiciones. La sala, abarrotada, reunía todo tipo de nacionalidades y razas. El director del Centro Islámico, Mostafá Smabi, comentaba a este diario emocionado que, de cara al próximo año, tendría que pedir al Ayuntamiento de Albacete un polideportivo. Y es que Smabi calcula que en la provincia hay más de diez mil musulmanes de doce nacionalidades diferentes. De hecho, ayer, mientras recibía a la prensa atendía también a un albaceteño convertido al Islam.A pesar de que ya hay centros islámicos, con sus mezquitas, en Hellín, La Roda y Villarrobledo, el de Albacete se vio desbordado. Sólo había hombres, pero no se puso ninguna objeción a que entrara una mujer católica a observar todo el ritual. Mientras los creyentes no cesaban de entrar en la mezquita, Smabi recodaba que debían dejar una limosna de al menos cinco euros para los pobres. Tras esta ayuda para los más necesitados, el imán dio su sermón y, finalmente, todos se abrazaron para constatar que ayer, despedida del Ramadán, era un día para perdonar, para olvidar viejas disputas familiares y regresar a casa, junto a la familia, con la conciencia tranquila.Fue el lunes, tras estudiar la Luna, cuando los centros islámicos pudieron constatar que el Ramadán terminaría el miércoles. Desde ayer, la comunidad musulmana cuenta con tres días de celebraciones. En todas ellas, estarán presentes la unidad familiar, el Corán, su libro sagrado, y Alá.La próxima gran cita de esta religión tendrá lugar dentro de dos meses y diez días, con la celebración del sacrificio del cordero. Este ritual conmemora el momento en el que el profeta Ibrahim, cuando estaba a punto de sacrificar a su hijo, recibió la orden de cambiarlo por un cordero. Católicos y musulmanes comparten profetas, raíces y, en opinión de la mayoría de los creyentes, rezan al mismo Dios. Sin embargo, los pilares que sustentan a esta religión apenas si se conocen y sobre el Ramadán circulan más leyendas urbanas que realidades. Durante cerca de 29 días, el equivalente a un mes lunar, los seguidores del Corán renuncian a la comida, la bebida, el tabaco y las relaciones sexuales desde que sale el sol hasta el ocaso. Este noveno mes del año lunar islámico conmemora la primera revelación coránica al profeta Mahoma. Los más de 10.000 musulmanes albaceteños celebraron ayer, como el resto de los creyentes que viven en España, el final del Ramadán.El presidente del Centro Cultural Islámico, Mostafá Smabi, aprovechó la visita de este periódico para recordar que su mezquita está abierta a todo Albacete. Además, en el centro se dan clases de Religión y de Árabe para todas aquellas personas que quieran conocer la cultura musulmana o abrazar el Islam.

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